La mayoría
de niños desearía no tener que hacer NUNCA las tareas del colegio, pero ya que
esto difícilmente lo podrán evitar, ayudémosles a hacerlas con estos consejos
prácticos.
Distintos
estudios demuestran que cuando los padres se involucran en las tareas escolares
de sus hijos, estos obtienen mejores resultados.
1. Establecer un sitio
apropiado para hacer los deberes. No tiene por qué ser en un escritorio o en su
habitación, pero sí debe respetarse que sea siempre el mismo,
2. Fijar un momento del día. Esto contribuye a crear
hábitos de estudio y disciplina, y también ayuda a evitar discusiones; cuando
llega la hora, toca hacer los deberes. Lo más recomendable es que sea temprano,
cuanto más tarde se haga, el niño estará más cansado y tendrá menos ganas, le
costará más y los resultados serán peores.
3. Si se establecen reglas y
horarios, ser firmes en su cumplimiento. No quiere decir que haya
que ser inflexibles de un modo radical, pero sí que se note que, cuando no se
cumple con un horario, se trata de una excepción.
4. Acompañar al niño mientras hacen
las tareas. Acompañarlos significa
estar cerca de ellos, pero no encima, ni mucho menos "hacerles" los
deberes. Dejar que realicen sus actividades del modo más independiente posible
es una forma de reconocer su autonomía, su inteligencia y su capacidad de hacer
las cosas por sí mismos
5. Predicar con el ejemplo. Es muy positivo que el
adulto, siempre que sea posible, haga sus propios "deberes" a la
vista del niño, mientras este hace los suyos: presupuestos de la economía
hogareña, revisión de facturas u otros papeles, leer un libro, etc. Será una
motivación extra por dos motivos: por un lado, porque los pequeños siempre
intentan parecerse a sus mayores, y por otro, porque es una excelente manera de
demostrarles que lo que aprenden ahora les servirá para su vida en el futuro.
6. Estar atentos para ayudar, sobre
todo si el niño se atasca con la tarea. La manera, por supuesto, no es hacer la
actividad por él, sino darle alguna pista para acercarlo a la solución
correcta. Otra posibilidad, si el pequeño está estresado debido a la dificultad de
los deberes, es darle un respiro: que se tome un recreo para despejar la mente
y vuelva a intentarlo.
7. Más que enseñar,
dar instrumentos para pensar. el rol de los padres es
acompañar a los hijos y proporcionarles ideas, instrumentos para pensar y
buscar alternativas. No es conveniente regañarlos por no haber resuelto las
dudas en la clase, sino alentarlos para que en la siguiente no olviden hacerlo.
8. Revisar los deberes
hechos. Esto no solo supone una primera instancia de corrección, sino
también una demostración de interés por parte del adulto hacia las actividades
del pequeño, lo que para el menor resulta fundamental por la motivación que
representa. OJO ¡!! Siempre se debe comenzar por destacar lo
positivo, después será momento de mencionar los errores o fallos cometidos, sin
dramatismos ni exageraciones.
9. Evitar las
"recompensas" por hacer los deberes. Una cosa es
la motivación y otra la promesa de un premio a cambio de que el niño haga sus
tareas. Con una oferta de este tipo, se corre el riesgo de que la situación se
desnaturalice y el pretendido premio se convierta en una especie de
"soborno". Lo más apropiado es que las motivaciones y los incentivos
sean de otra clase: elogios o alabanzas.
.
10. Hablar de los
deberes escolares con términos positivos. La connotación de las palabras
es fundamental en este sentido: si los padres se refieren a los deberes con expresiones
que lo presentan como un castigo, algo malo o aburrido, seguro que los niños
los vivirán de esa manera.
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