“La alimentación” aporta el equilibrio nutricional a nuestros niños, por ello muchos padres se preocupan en proveer la cantidad, variedad y calidad que merece. Además, en nuestra cultura esta actividad nos solicita interactuar y compartir, ya sea en nuestro espacio familiar u otros lugares; entonces este proceso, también contribuye a que el niño registre experiencias sociales y emocionales; y así le permita participar de una variedad de ocupaciones.
Con
ello, suponemos que esta actividad cotidiana y el acto de comer debe
desarrollarse de forma placentera y no supone mayor complejidad y esfuerzo en
el proceso. Pero que sucede cuando esta actividad que consideramos simple
ocasiona una gran batalla y caos en las familias de los niños que no aceptan
tan fácilmente algunos alimentos. Es válido pensar en un problema de conducta, que
es parte de una etapa de inapetencia del niño y que pasará pronto, pero muchas
veces el tiempo transcurre y el comportamiento del niño no mejora y se vuelve
más difícil lidiar con la tarea de hacerlos comer.
Entonces podemos escuchar de algunos padres
los siguientes comentarios:
“Mi hijo es selectivo o
sólo como 4 o 5 alimentos”, “rechaza las comidas que presentan grumos”, “sólo come
la comida que está en la temperatura que le gusta”, “rechaza la comida por su
olor”, “le dan arcadas”, “no le gustan las frutas ni las verduras”, “ es
difícil que acepte alimentos nuevos”, “no acepta que se mezclen los alimentos”,
“a pesar que camuflo las verduras en la
comida él lo detecta”, “prefiere las comidas crujientes”, “¿Cómo rechaza los
alimentos y si puede llevarse a la boca objetos no comestibles?”
Muchos de estos síntomas nos pueden
indicar un problema sensorial que es llamado defensividad o hipersensibilidad
oral. Según, Wilbarger (1991): “La defensividad oral” es evitar ciertas texturas de
alimentos o la irritación con actividades en las que se usa la boca. Los
patrones de evitación son únicos para cada individuo. Es un modo de
hiperrespuesta a los estímulos táctiles, pero eventualmente puede
involucrar a los sentidos del gusto y/u olfato. Es uno de los síntomas más
precoces que podemos encontrar como evidencia de déficit de procesamiento
sensorial.
En general, el déficit de
procesamiento sensorial que involucre el área tactil puede generar otros
síntomas en el niño que acompañarán las dificultades en la alimentación. Los
síntomas más frecuentes pueden ser:
- Evitan
ensuciarse las manos y la boca cuando comen.
- Incomodidad
para lavarse la cara y los dientes.
- Las
actividades de higiene como bañarse, peinarse, cortarse las uñas puede ser
difícil.
- Evitan
dar besos o ser besados, ponen la cara o la cabeza.
- Les
desagrada jugar con pintura, goma, plastilina, etc.
- Rechazan
usar ciertas prendas y/ o vestirse.
- La
visita al dentista es imposible o caótica.
¿Qué podemos hacer?, algunas ideas que
nos pueden ayudar:
La hora de la comida
tiene que ser entretenida.
Nunca presione al niño a
comer.
Establezca una rutina y
lugar para los alimentos.
Preséntele la comida y
permítale que lo tolere visualmente; si se anima lo pruebe y que coma pedazos
cada vez mayores en la medida que es tolerado.
Actividades como chupar,
morder, masticar y lamer son actividades organizadoras y mejoran el control
oral motor.
Proveerle actividades de
soplado con silbatos, flautas, armónicas y burbujas.
Se sugiere estimular la
succión a través de la toma de líquidos más viscosos usando sorbetes o pajitas
largas. Pueden ser jugos de frutas, yogurt líquido, etc.
Darle de comer antes un
hielo para chupar, un helado o una bebida helada. El hielo disminuye el
registro de la boca por unos minutos.
Mezclar texturas/sabores
nuevos con los familiares.
Sea paciente.
Ahora, conocemos que la sensorialidad
interviene en la alimentación, que no es un acto consciente y que es una ocupación
fundamental en el niño. Será importante que frente a los síntomas mencionados,
los padres exploren y valoren junto a un especialista la necesidad de un apoyo
terapéutico. Instalar un programa y estrategias de modalidad sensorial facilitarán
de forma progresiva ampliar el repertorio alimenticio del niño y que disfrute
de la actividad de alimentarse.
Fuente:
www.salude.es/documentos/Dieta%20sensorial%20para%20padres.pdf
sensorysmarts.com/spanish-handout.html
Tal vez es renuente al consumo de alimentos irritantes o amargos
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