martes, 21 de abril de 2015

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El cambio en la familia y su importancia en la adolescencia

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La familia ha pasado de ser una entidad uniforme y predecible, donde el papá, la mamá y los hijos tenían sus roles y responsabilidades bien definidas, a ser un escenario variopinto de personas, donde la consanguinidad no es, necesariamente, lo que genera vínculos

En los últimos años, ha ido variado la estructura de las familias; es decir, la familia tradicional ha cambiado, surgiendo así nuevos modelos de familias. Esto se debe, en gran parte a los cambios acelerados de la sociedad contemporánea. Esto nos lleva a pensar que dichos cambios afectarán en el modo de crianza de los hijos. Sin embargo, es importante mencionar, que aquello que toma más valor es el fondo, es decir, la funcionalidad de la familia.

Para poder hablar de estado de salud adecuada es necesario tener en cuenta el modo de vida del individuo y por tanto, sus condiciones y su estilo de vida. Por lo general, el hombre pertenece, vive y se desarrolla dentro del grupo social primario denominado "familia" y de ahí que consideramos muy importante también para su salud, su modo de vida familiar (Álvarez, 2003).

Con este artículo, se busca explicar la importancia de la familia para la constitución de la personalidad e identidad de sus miembros, tanto en la infancia como en la adolescencia.


1. La familia

1.1. Concepto y algunas características

La complejidad de la familia en la contemponareidad es tal, que se hace difícil llegar a una definición que recoja la variedad de los modelos (Valdivia, 2008). Existen definiciones, tales como las de la RAE: “Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas” o “Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines a un linaje”; sin embargo, estas no logran reflejar su complejidad, ya que como menciona Ricón (2010), cada familia es un mundo.

Según Font, Pérez Testor y Romagosa, “la familia es el grupo donde se nace y donde se asumen las necesidades fundamentales del niño. Es un grupo en el cual los miembros se cohesionan, se quieren, se vinculan y así se ayudan recíprocamente a crecer vitalmente, a vivir como personas en todas sus dimensiones: cognitiva, afectiva, relacional, etc” (1995, pp. 11)

Asimismo, la familia es el lugar primario de la humanización de la persona, la primera sociedad natural de derechos propios y originarios; por ello poner a la familia en una papel secundario, excluyéndola del lugar al que pertenece, significa causar un daño grave al auténtico crecimiento de todos sus miembros (Fernández, 2008).

La vida familiar pasa por una importante evolución, donde se van adquiriendo nuevas responsabilidades y se mantienen las ya adquiridas en cada una de las etapas que se atraviezan. La principal función de la familia será potenciar el crecimiento de cada uno de sus miembros, tanto los hijos como la pareja. Según las Naciones Unidas, “ayudar a la familia a crecer será educar, formar motivar y ayudar a sus miembros, y de esta manera, invertir en una expansión y aportar una contribución a su desarrollo (1998, pp. 12). Con esto queda más clara la importancia de la familia y de los roles asumidos por los padres, para el desarrollo íntegro de cada uno de sus hijos.

1.2. Cambios en la familia: La familia en la actualidad

La familia es probablemente la institución que más ha cambiado en los últimos tiempos, ya que se encuentra supeditada al cambio social, económico y tecnológico.

Los principales cambios están relacionados con el género. Anteriormente al padre le correspondía, como esposo el cuidado y la protección de la esposa, y en relación a los hijos, ponía firmeza y rigidez educativa. Además, era quien trabajaba para llevar dinero a la casa y poder satisfacer las necesidades de la familia. Por otro lado, la madre asumía un rol más afectivo, y era quien se encargaba del cuidado de la casa y de los hijos, ya que era un rol que la sociedad le imponía. Hoy en día, han surgido cambios bastante importantes, especialmente aquellos relacionados con el género y las funciones parentales (Valdivia 2008).
Por otro lado, Birman (2007) sostiene que el ascenso del movimiento feminista, el ingreso de la mujer en el mercado laboral, el aumento del poder matriarcal y el surgimiento de familias compuestas son acontecimientos que han promovido nuevas configuraciones familiares. Actualmente, ya no es la madre quien se encarga únicamente del cuidado de la casa y de los hijos, sino también el padre. Esto, en muchas ocasiones, puede resultar amenazante para el desarrollo de los hijos, ya que pasan mucho tiempo solos en casa, o se encuentran bajo el cuidado de una “nana”.

Los cambios acelerados en la sociedad dan lugar a una nueva situación que afecta de manera trascendental a la vida de la familia, ya que es difícil adaptarse a éstos. Bauman (2003) refiere que actualmente se vive en “tiempos líquidos”, el cual se caracteriza por la fragilidad de los vínculos humanos, marcados especialmente por la inseguridad y ambivalencia de sentimientos que existen frente al otro. Esto también trae importantes efectos en la configuración familiar de las familias, ya que la idea de concebir un hijo, ocupar una función en el proceso de construcción psíquica del niño e involucrarse en su educación y en el proceso de formación de su identidad, implica un compromiso bastante amplio por parte de los padres, el cual va en sentido inverso de la modalidad contemporáneo de “vida líquida” y de escasa consideración por el otro.

1.3. Importancia de la familia en los adolescentes

La familia constituye el núcleo principal de toda sociedad considerada como referente social para cada uno de sus miembros, especialmente en el adolescente, quien se encuentra en una etapa crucial de su desarrollo individual e identificación familiar, caracterizado por diversos cambios, tanto físicos como cognoscitivos y emocionales. Además en la adolescencia se realiza el trabajo de duelo, el cual es un difícil proceso que realiza el yo, de manera consciente e inconsciente, para elaborar la pérdida de un objeto (Fernández Mouján). Por ello, la presencia de los padres y el buen funcionamiento familiar son de vital importancia para los adolescentes.

“Las funciones parentales, en la adolescencia, están marcadas por la interdicción edípica y por ello deben ser ejercidas en otra modalidad. Se entiende que el exceso de la presencia o la ausencia de los padres, así como la calidad con que estos ejercen sus funciones tiene vital importancia para el adolescente” (Araujo, Gomes, da Luz y Medeiros, 2010, pp.4). Freud (1895) afirma que la demanda adolescente exige una acción específica por parte de sus padres y se trata de que éstos sepan identificar la necesidad adolescente para no confundir libertad con abandono; es decir, los adolescentes están a la espera de que el accionar de sus padres logren satisfacer sus necesidades específicas.

Erikson (1950), define que la tarea central de la adolescencia es la búsqueda de la identidad. Esta se relaciona con el sentirse a sí mismo como estable a lo largo del tiempo, con la adopción de una identidad psicosexual definitiva y con la posibilidad de una conducta sexual activa. También implica sentirse preparado para la elección de pareja y su estabilización. Una segunda tarea del desarrollo adolescente es la separación de la familia para posibilitar la individuación, lo que implica un grado de conflicto en la relación con los padres, ya que a veces es necesaria para lograr un nivel suficiente de autonomía personal. El centro de gravedad emocional se inicia en la familia y los padres (Bordignon, 2005). Asimismo, el logro y la moratoria de identidad se asociarán positivamente con el apoyo social percibido tanto de la familia como del grupo de pares (Zacarés, Iborra, Tomás y Serra, 2009).

Por otro lado, se ha confirmado que los adolescentes valoran positivamente su relación con los padres, considerándolos como referentes durante una etapa de cuestionamientos psicosociales y crisis identitarias (Moral y Ovejero, 1998).




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