La comunicación es un elemento fundamental de toda vida
familiar. La forma en la que los padres entran en dialogo con sus hijos es algo
sumamente valioso, incluso desde los primeros momentos de vida. Por supuesto
hablamos no solo de palabras, sino de gestos, caricias, la musicalidad, la
fuerza, la intensidad de tanto palabras como movimientos; en fin, todas las
formas en las que no solo la voz sino el cuerpo mismo hablan y ayudan a
construir una experiencia afectiva del mundo que rodea a los niños.
Y es sobre todo en los primeros años de vida que estos
aspectos corporales o no verbales cobran una importancia particular en el
desarrollo de la mente de los niños. Este desarrollo recibe contribuciones tanto
de la experiencia directa de contacto del niño con el mundo, como de los
mensajes que los padres les transmiten. El niño va construyendo la realidad a
través de la experiencia directa: por ejemplo a partir la exploración que todo
bebé hace llevándose distintas cosas que encuentra a la boca, o más adelante
cuando es capaz de levantar el cuello y voltear la cabeza y comienza a mirar lo
que existe alrededor suyo, y todo lo que lo espera al encuentro una vez que es
capaz de gatear y dar sus primeros pasos. Pero también a partir de lo que los adultos,
principalmente los padres, comunican a manera de "devolución" de lo
que ellos reconocen en los niños, sobre todo de la vivencia afectiva que los
niños despiertan en los padres. En otras palabras, los niños crean una
"noción" de la realidad usando no solo su experiencia directa sino
también utilizando los mensajes que los adultos comunican de tal experiencia y
de lo que intuyen afectivamente en el niño.
De hecho, todas estas formas de comunicación contribuyen
también al desarrollo de la capacidad de regular los afectos u estados de ánimo
en los niños y también enriquecen las habilidades creativas y de pensamiento.
Esto, a su vez, ayuda al progreso de todos los procesos de aprendizaje futuros,
tanto dentro como fuera de casa.
En este sentido, la comunicación es un aspecto
fundamental del desarrollo saludable de una familia. Es importante que esta
comunicación, sea verbal o no verbal, pueda ser:
- Clara
- Organizada
- Honesta
- Regulada, tanto en lo positivo como en lo negativo
- Constante
- Flexible
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