lunes, 16 de noviembre de 2015

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Niños con Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS)

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Se estima que en casos de niños con un Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) las alteraciones visuales pueden representar entre el 70 y el 80% de los niños, estas alteraciones visuales pueden afectar de muchas formas. Según la teoría que ha sido propuesta por diversos especialistas, estaríamos hablando de un problema relacionado con una respuesta inadecuada del sistema vestibular-visual, relacionada con un mal procesamiento del sistema central de visión.
Si hablamos de niños con autismo, debemos entender cómo ellos ven. Es decir, su forma de usar la visión, tanto a nivel focal como periférica. El niño con autismo puede presentar cierta predilección por la visión de tipo focal, es habitual verlos cómo toman un objeto y lo miran fijamente, grabando todos y cada uno de los detalles del mismo, fijándose en pequeños detalles que para cualquier otra persona pueden pasar desapercibidos. Pero sin embargo, parecen no poder procesar adecuadamente una visión general de una habitación. Deben hacer un barrido zona por zona de la habitación para poder reconocer y procesar la información visual que están recibiendo. Sería algo así como ver a través de un tubo. La visión espacial del conjunto les genera mucha confusión e incapacidad de poder reconocer adecuadamente lo que el niño ve.
Los problemas de procesamiento visual pueden provocar cambios posturales, que condicionan al niño en el caminar, ya que la coordinación visual es importante para un desarrollo correcto del caminar. El propio balanceo del niño puede ser otro síntoma, muchas veces ellos usan el balanceo para conseguir una orientación espacial, de forma que pueda crear una sensación de profundidad visual.
Por  una parte tenemos los aspectos de la coordinación cuerpo, movimiento y espacio, esta coordinación infiere directamente en aspectos relacionados con el caminar, al existir esta alteración el niño necesita forzar el movimiento para poder hiperestimular su aspecto físico y que pueda tener una adecuación espacial. A partir de este momento el niño motivado por esta disfunción desarrolla sus sentidos de forma diferente, usa su visión como un modelo primario de obtención de información ambiental, pero como un sistema selectivo de recepción de datos en la forma del procesamiento y adquisición.

Por ejemplo, los otros estímulos procedentes de los sentidos pasan a un segundo plano, siendo el procesamiento visual el sentido predominante sobre los demás, dejando de trabajar éstos de forma coordinada. Hemos visto que en los niños con ceguera la carencia de visión hace que deba potenciar el resto de sus sentidos de forma coordinada para poder tener esa “ubicación”, en el niño con autismo sucede lo contrario. Incluso, su modelo de pensamiento es dirigido por el modelo focal de visión, el resto de sus sensaciones pasan a un segundo plano, inclusive éstas pueden saturar el modelo de pensamiento visual del niño, los problemas auditivos son muy habituales. Pero a su vez, todo el componente motor se ve comprometido, y tenemos cuadros muy habituales de torpeza motora, de necesidad de estimulación física (aleteos, balanceos), hipotonía (debido también a un inadecuado desarrollo motor entre otras cosas), caminar de puntillas.


Sabemos que el niño con autismo mira a la boca y no ve el rostro completo cuando alguien le habla, tiene un problema de reconocimiento facial de las emociones, y a su vez presenta ausencia o retraso en la adquisición del lenguaje, en la interpretación de las emociones o el desarrollo de habilidades sociales, no imita por que no “ve”, es incapaz de procesar los estímulos visuales de la forma adecuada. Generalmente las personas usan los estímulos visuales para tomar decisiones, comprender las situaciones, recordar escenas y decidir las conductas, pero si nuestro sistema de procesamiento visual no es el correcto, nuestro desarrollo social tampoco lo va a ser. Estos problemas pueden afectar de forma directa a muchas de las acciones diarias como por ejemplo: prestar atención, al ser el estímulo visual “inexistente” no se capta la atención del niño; demasiada atención en determinados objetos, los toca, los gira, la sensación táctil parece guiar la visión focal del niño; inadecuado contacto visual, parece mirar a través de las personas y/o objetos, en vez de mirar directamente; inapropiado uso de la visión global, hace barridos sin realmente ver el conjunto espacial que le rodea, el niño entra en una habitación y va directamente por algo, como si en la habitación no existiese nada más; deficiente ubicación espacial; problemas en la imitación, al no ser capaz de ver la escena completa no es capaz de entenderla, procesarla, retenerla y por tanto no la reproduce.

Esta descoordinación sensorial afecta a muchos niveles: en niños con Asperger, Autismo de Alto Funcionamiento o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) puede influir negativamente en el desarrollo de la lectoescritura, la comprensión lectora, la comprensión del lenguaje (no pueden escuchar y ver al mismo tiempo), aspectos de coordinación visual (deporte, escritura, entre otros) e incluso influir en el desarrollo de la comprensión de normas sociales. En niños con autismo puede afectar al desarrollo global de las habilidades del desarrollo, que van desde aspectos motrices, lenguaje, atención.

Referencias: Daniel Comin / Autismo diario.

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