El
termino resiliencia proviene del campo de la física y se refiere a la capacidad
de un material para amoldarse a una situación nueva producto de una esfuerza
externa y luego recuperar sus características iniciales, esta se encuentra vinculada
también con la capacidad de elasticidad. Extrapolado al campo de la psicología,
la resiliencia supone la habilidad de una persona para afrontar y sobreponerse
de una manera adaptativa a determinados eventos estresantes o que podrían ser
considerados como traumáticos.
Si bien
la resiliencia está relacionada con condiciones ambientales y determinadas
características personales, una condición fundamental para que se establezca se
basa en los vínculos primarios y la capacidad de la madre o cuidadora para
satisfacer las demandas tanto físicas como emocionales del bebe de una manera
adecuada y consolidar así un lazo fuerte y constructivo.
Las
personas resilientes presentan determinadas características como:
- Se muestran capaces de controlar y expresar sus emociones de una manera adecuada y adaptativa.
- Aceptan la realidad tal y como es; y logran detectar las causas de sus problemas.
- Son capaces de encontrarle un sentido a la vida, a pesar de estar atravesando situaciones difíciles.
- Manejan sus impulsos de una manera saludable, en especial frente a situaciones adversas.
- Tienen una buena autoestima y confían en sus propias capacidades.
- Son empáticos con los demás, es decir, son capaces de ponerse en el lugar del otro en diferentes situaciones.
Para
ayudar a nuestros hijos a ser resilientes, debemos:
- Ser modelos y brindarles ejemplos positivos en la vida cotidiana.
- Explicarles la importancia de establecer vínculos cercanos positivos y ser capaces de mantenerlas.
- Enseñarles la importancia de ayudar a los demás.
- Establecer horarios y una rutina en casa que les proporcione límites y un sentido de seguridad.
- Enseñarles a ser flexibles y aprender a tolerar situaciones que podrían producir frustración.
- Demostrarles la importancia de cumplir con sus metas y obligaciones, sin dejar de lado el tiempo para uno mismo tanto lúdico como de ocio.
- Enseñarles a valorarse y tenerse en cuenta a sí mismos y lo que su cuerpo les pide (descansar cuando se sienten cansados, detectar cuando tienen hambre y cuando están satisfechos).
- Validar y dar cabida a emociones tanto positivas como negativas, por más que para nosotros sean reacciones sobredimensionadas.
- Ayudarlos a resaltar lo positivo dentro de lo negativo.
- Explicarles que el cambio es parte de la vida; las situaciones cambian constantemente y es importante que puedan adaptarse por más que a veces les cueste.
lerner y Gagliuffi
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