martes, 24 de marzo de 2015

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Adopción. Desear ser padre o madre de un niño

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Toda crianza de los hijos implica un reto para los padres pero la de un hij@ adoptad@ conlleva otro factores.

Criar un hijo es una labor que puede resultar complicada en algunos momentos pero la decisión de adoptar y criar un hij@ adoptad@ conlleva enfrentar una serie de temas particulares. Con regularidad se presenta una duda para dar a conocer al niño sobre su origen y las posibles consecuencias, un temor por las disposiciones hereditarias, antecedentes de condiciones marginales como abandono o pobreza, entre otras; situaciones que enfrentan a uno con su lugar de padre o de madre, con sus funciones paternas, así como con su deseo por haber hecho de este niñ@ su hij@.

El niño, a lo largo de su desarrollo emocional se hace la pregunta por el lugar que ocupa en el deseo de sus padres, por el amor y el cariño que le tienen y el que los hizo nacer. De la misma manera, el niño adoptado cuestiona este deseo de sus padres adoptivos que hicieron de él su hijo o hija y previamente se pregunta sobre el deseo que lo hizo nacer, el de sus padres biológicos. El niño se hará una idea propia a partir de las respuestas particulares que el entorno le facilite y con éstas fabricará una propia historia que es lo que le dará un lugar en la familia y en el mundo.

No se trata de que el niño adoptado necesite toda la verdad y tampoco de que los padres sepan la verdad toda del origen del niño que están adoptando pero sí se trata de que se enfrente una revelación que permita producir una historia única y propia, siempre abierta a sucesivas reelaboraciones en el tiempo, revelación que transmita que los padres deseaban un hijo para cuidarlo y acompañarlo para toda la vida a pesar de las circunstancias ligadas a su abandono. Ahora, esta historia a construir no está libre de sufrimiento para el niño y más bien debe llamarnos la atención si no origina un impacto debido a que es por lo general traumático por el duelo frente a una separación o pérdida de los padres biológicos, de las personas que le dieron la vida.

Para todos, no solo el encuentro sexual de dos personas vendrá a contestar la llegada de nuestro ser, ello no es lo que dará sentido a la existencia sino el deseo que un par de personas, un padre y una madre, un hombre y una mujer, tuvieron para hacer de un niñ@ su hij@. Quiere decir que lo biológico por sí mismo no contesta aquellas preguntas que los niños se hacen acerca de su lugar en las personas más importantes, en los padres, en su familia.

Es importante el vínculo amoroso que se pueda establecer no solo con el hijo adoptivo,  ello promoverá sujetos felices sin embargo el amor no viene solo, viene acompañado y está sujeto a reclamos no-conscientes, demandas propias de los niños relacionadas con su historia infantil o personal. Por ello en distintas etapas de la vida como en la adolescencia y la adultez, la persona adoptada irá, como señalamos, reelaborando en base a lo que surja, a lo que se movilice en cada momento de su vida.

Como dijimos, las respuestas del niño estarán sumamente influenciadas por cómo se responda en el entorno, por la forma en cómo se enfrenta una verdad y por como hayan sido resueltos ciertos conflictos personales, pérdidas pasadas, etc. También, hay todo un trabajo de duelo que supone la pérdida de proyectos en común de formar una familia biológica ya que no es fácil renunciar a proyectarse en un hijo ni tampoco renunciar a identificarse como padre o madre biológica.

Es importante poder ser consciente y responsable de aquello que a uno lo moviliza y no ha sido trabajado. Remarcamos que es esencial el trabajo que los padres puedan hacer para poder asumir una paternidad o maternidad, buscar el apoyo de un profesional para transitar de esa herida vinculada con el duelo del hijo esperado a la aparición de un deseo de paternidad/maternidad no biológica de manera que el niño a adoptar pueda ocupar un lugar lo suficientemente libre de fantasmas.

Algunas sugerencias:
-          Analice y reflexione su decisión de manera responsable. Trabaje sus temores y culpas con un profesional.
-          Enfrente la situación con la verdad. No es necesario decir todo pero sí lo básico.

-          Acompañe a su hijo en sus preguntas, sus dudas y su dolor. Busque ayuda psicológica de ser necesario.

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