¿Cuándo es momento de buscar ayuda terapéutica para nuestros hijos?

Poco a poco se ha ido dando un lugar a los especialistas del campo de la salud mental ya que años atrás asistir a una terapia psicológica era considerado cosa de “locos”. Hoy, por el contrario, las instituciones académicas recomiendan de forma continua que sus alumnos pasen por evaluaciones emocionales y/o integrales. Tanto es así que podría llevarnos a pensar que ahora se hace de forma exagerada o innecesaria. Es por ello que a continuación se mencionan en qué situaciones sería conveniente consultar con un especialista para nuestros hijos.

Como es evidente, existen diferentes motivos por los que podemos acudir a una terapia psicológica, quizás algunos de mayor urgencia que otros. En el caso de los niños pequeños (3, 4 años), las instituciones pueden solicitar una evaluación integral de su hijo para tener un panorama completo de cómo se encuentra en su desarrollo. Esto está siendo bastante frecuente en las entrevistas de ingreso ya que el colegio requiere saber con qué niño se estará enfrentando y de este modo poder ubicarlo en un grado o salón que sea más beneficioso para él; además, podrán tomar en cuenta sus fortalezas y debilidades y evaluar si es necesario reforzar alguna área antes de iniciar el año escolar y de este modo estar nivelado con sus compañeros. En estos casos, el espacio terapéutico tendría como objetivo poder prevenir futuras complicaciones en el ámbito escolar.

En otros casos, en cambio, las dificultades ya están presentes y éstas interfieren con algún área importante de su desarrollo, como podría ser la intelectual, la social o la personal. Es importante poder evaluar cuánto están impactando las dificultades del niño en las áreas mencionadas ya que, de ser algo leve podría intentar resolverse desde casa. El momento de buscar una ayuda profesional es cuando los padres se sienten desorientados o sin herramientas para apoyar a su hijo y a su vez, observan que sus dificultades y/o sintomatología se agudiza en el tiempo. Muchas veces los niños manifiestan o expresan un gran malestar por padecer síntomas pero muchas otras son poco conscientes de lo que les ocurre y más bien son sus padres o sus profesores los que se sienten más angustiados. En ambos casos es importante buscar un espacio terapéutico para poder acompañar y ayudar a ese niño a sentirse mejor y menos angustiado y también poder ayudarlo a adaptarse a los diferentes espacios de su vida de modo que su inserción al mundo social pueda ser una experiencia positiva, agradable y enriquecedora para su crecimiento personal.

Es fundamental que los padres puedan comprender que los síntomas son modos de expresar que algo no anda bien para su niño; en otras palabras, el síntoma es la única solución que todo niño encuentra para aliviar un estado de angustia. En el espacio de terapia el objetivo, primero, es entender qué nos quiere decir ese síntoma y qué lo origina. Encontrando las causas se podrá apuntalar al problema y los padres también podrán tener la posibilidad de entender y apoyar mejor a sus hijos. En todos los casos los síntomas implican a otros, principalmente a los padres que son las figuras más significativas en los primeros años de vida de todo ser humano. Por ello, en muchos casos inclusive, el niño se vuelve portador de los problemas de sus padres o de alguna situación de la dinámica familiar y lo expresa desde su síntoma.

Entonces, hay 3 situaciones principales que debemos tomar en cuenta para evaluar si nuestro hijo y nosotros como familia necesitamos buscar ayuda de un profesional:

1) Si como padres la situación se nos salió de las manos y no sabemos cómo enfrentarla ni manejarla.

2) Si observamos que nuestro hijo está sufriendo o expresando algún malestar por lo que le sucede.

3) Si vemos que su síntoma está afectando o interfiriendo con su adaptación al mundo y a la vida en general.

Lic. Giulietta Buscaglia