miércoles, 4 de marzo de 2015

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Incremento de niños con déficit de atención ¿mito o realidad?

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Sabemos que el mundo occidental ha sufrido numerosas transformaciones derivadas del progreso de una sociedad industrializada, tecnológica, y cada vez más competitiva y el Perú no está ajeno a esto.  Este cambio,  ha afectado  el estilo de crianza de los niños, “el niño de ayer, ya no es el niño de hoy”, por lo que,  “educar hoy es diferente”.  Dentro de los cambios, tenemos un estilo de vida diferente caracterizado por la inmediatez, que incluye no poder esperar,  presente también en el tipo de alimentación que rige en nuestra sociedad apresurada,  las rutinas y buenos hábitos en los niños han desaparecido y por el contrario han aparecido niños con problemas en el sueño, que no se organizan en sus estudios, que tienen bajo rendimiento y/ o problemas de conducta o que no atienden en clase, niños soñadores,  somnolientos o muy inquietos, algunos de ellos poco reflexivos y asertivos, niños sumergidos en ambientes de tensión y estrés.  Esto ha originado, que muchos de ellos sean sometidos a una serie de tratamientos porque según refieren los padres,  su niño es “desatento e inquieto en el colegio”, aunque algunos argumentan que ellos eran “iguales de pequeños”, otros en cambio se extrañan por las conductas observadas en sus pequeños, y no saben qué sucede.  La escuela suele referir que lo encuentra distraído, inatento, inquieto, irritable,  y no rinde como los demás compañeros, y que posiblemente se trate de un niño con “déficit de atención e hiperactividad”, por lo que recomiendan que participe en talleres de atención y concentración. 


Ante este panorama, se piensa en primer lugar, que la condición de niños que presentan Síndrome de déficit de atención o SDA o SDAH, ha aumentado dramáticamente en los últimos años,  entregándose cifras alarmantes.  En realidad las cifras se mantienen constantes, pero ha aumentado exponencialmente los casos de niños y adolescentes que se “comportan como si fuesen SDA/SDAH” sin serlo, mostrando similares dificultades académicas como conductuales, es decir, “los que están pero no son”. Estos millares de niños en nuestra sociedad, son productos de los grandes quiebres sociales,  del avance de la tecnología  pero,  que exige sensatez para ejercer sus beneficios. A este grupo de niños cuyos padres y profesores solo ven la punta del iceberg, (inquietud permanente, dificultad para focalizar la atención y sostenerla, indisciplina, falta de respeto a la autoridad, etc) se les ha atribuido el diagnóstico apresurado de  SDA/H.  

Nuestra experiencia en consulta, nos indica que en muchos de estos niños el factor ambiental adverso en el que se encuentran participa como verdaderas “neurotoxinas”, que desestabilizan la delicada función prefrontal, provocando en ellos los “síntomas” propios de un SDA. En algunos casos, la liberación excesiva de las sustancias químicas mediadoras de la respuesta de ansiedad, con el consiguiente estado constante de hiperalerta  y de activación corporal, impiden que el niño pueda concentrarse, trabajar en clase de modo interesado y tranquilo y mostrarse empático y gentil. En otros casos, tenemos niños sobre estimulados por la tecnología, quienes pasan horas frente al computador, y cuyos mecanismos de autocontrol se pierden en clase debido al cansancio.  En otro extremo, tenemos niños que están constantemente intoxicados debido a los malos hábitos de vida: sobreestimulación tecnológica, con altos grados de violencia familiar, exceso en el consumo de comida chatarra, sedentarismo, ansiedad permanente, sobrepeso, posiblemente por un desbalance de insulina, alteración del sueño
Por otro lado,  hay un grupo importante de verdaderos niños con SDA Y SDAH que necesitan una evaluación más exhaustiva e integradora. El filtro que derivará de un mayor rigor en el diagnóstico permitirá que se identifiquen aquellos niños que efectivamente pertenecen al Espectro SDA/SDAH, ofreciéndoles todas las medidas de apoyo que por derecho les corresponde.  De ahí la importancia de delimitar entre los verdaderos niños o adolescentes con SDA y lo pseudos SDA.

Recordemos que  para ser una verdadera persona con SDA, el niño, adolescente o adulto debe cumplir una condición: presentar una dificultad real o permanente para administrar los talentos cognitivos, la que puede ser casi inaparente o muy notoria. Es decir, debe tener compromiso de la Función Ejecutiva, el que se expresa en un desafío intelectual como dificultad para organizarse, planificar tiempos, monitorear cada paso, focalizar la atención, mantener datos en la memoria para utilizarlos mientras se realiza la actividad intelectual, cambiar rumbo de modo flexible si es necesario, trabajar con la cabeza fría, sin perder el autocontrol emocional. Todo esto es consciente, se autodirige, pero debe ocurrir sobre una plataforma no consciente en la cual la autoregulación emocional es indispensable.

lerner y Gagliuffi


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