miércoles, 4 de marzo de 2015

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La Motivación en el estudio

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“No tiene interés”, “todo le da igual”, “es una batalla diaria comenzar a hacer las tareas con él”, “se distrae constantemente”, “se olvida de apuntar los deberes”, etc.

 Son quejas habituales de los padres interesados en conocer qué tienen que hacer para mejorar esta situación.

…… no hay respuesta única ni solución mágica pues cada niño presenta sus propias peculiaridades y enfrenta diferentes circunstancias.

¿Entonces qué podemos hacer?

Cuando un niño se enfrenta al reto de ir al colegio, aprender, dar exámenes y aprobar, sus resultados van a venir determinados por dos grandes factores:

Su capacidad intelectual, es decir, su potencial para el aprendizaje.
Su motivación para el estudio.

Es fácil concluir que un niño con un buen potencial de aprendizaje y una muy baja motivación tendrá malos resultados en los estudios (fracaso escolar).Sin embargo, un niño con un potencial de aprendizaje normal o ligeramente bajo, pero con una alta motivación probablemente sacará adelante los cursos ya que…

El cociente intelectual (CI) facilita el aprendizaje pero la motivación para el estudio es el factor de mayor peso para predecir el rendimiento escolar de un determinado niño(a).


La Motivación En El Estudio

¿Por dónde empezar entonces?  

Aquí algunos aspectos previos que como padres debemos considerar:

En primer lugar: Conocer las características de nuestro niño (a)

Un  niño que tiene capacidades limitadas o un trastorno específico del aprendizaje puede perder la motivación por el estudio,  por lo tanto si hay sospecha de cualquier dificultad en el aprendizaje, se debería  efectuar una evaluación para descartar o detectar  estas posibles dificultades.


En segundo lugar: Preguntarse  ¿cuándo dejó de motivarse por los estudios?

Alguna vez se han preguntado si su niño: ¿Siempre ha presentado desmotivación hacia el colegio y el estudio o ha sido una cosa repentina?

La respuesta a esta pregunta es importante para valorar si estamos delante de una actitud que se ha ido construyendo, es decir,  un desinterés que ha ido desarrollando por algo que le cuesta más que a sus compañeros y esto le produce baja motivación.

La desmotivación ocurre también en un momento determinado, baja repentinamente sus notas en un momento dado, lo cual puede señalarnos la influencia de factores externos (problemas económicos, rupturas matrimoniales, etc.) pero también factores intraescolares (bulling).


 En tercer lugar: Preguntarnos  ¿Cómo padres somos modelos coherentes con lo que pedimos?

Debemos recordar siempre…

Los niños siempre aprenden más por lo que ven en sus modelos de referencia (generalmente los padres) que por las instrucciones verbales que reciben de ellos.

Cómo puedo pedirle que lea un libro, que haga sus tareas, que se esfuerce, si nunca me ha visto coger un libro y disfrutar de su lectura y además se lo digo echada en la cama viendo la novela.

No se trata de adoptar ningún rol especial sino de pedírselo con sinceridad. Dedicar un tiempo diario a nuestros hijos es fomentar en ellos la motivación. Se trata de enviarle el mensaje de que estamos con él en su esfuerzo, transmitiendo ilusión, pautas, objetivos, constancia y también por qué no, recompensas.


La Motivación En El Estudio
Aquí algunos aspectos previos que como padres debemos considerar:

En cuarto lugar: Proporcionar condiciones adecuadas para el estudio
Es importante para motivar a los niños en el estudio que dispongan de un espacio suficiente con su propio material en una zona silenciosa y fuera de elementos distractores (ruidos, ventanas a la calle, etc. Es importante también dejar que personalice su rincón de estudio según sus preferencias (colgar algún cartel, dibujo, etc.) esto le hará sentir en un lugar más cálido y personal.

¿Cómo construir la motivación en nuestros pequeños?
Es imprescindible que el niño perciba que puede conseguirlo y además  que tiene un plan en el que le vamos ayudar. Por ello es muy importante:
Marcar los objetivos a conseguir
Establecer los objetivos con el mismo niño, ajustándose a la realidad y  a las posibilidades del niño y sus circunstancias.
Con los  niños pequeños establecer objetivos a corto plazo.
Debe haber participación activa del niño, preguntándole o dejándole opinar al respecto para que se sienta partícipe del proyecto.
Con los adolescentes se debe dejar que decidan algunos aspectos, aunque esto dependerá de su propia historia educativa y su estado general. Lo ideal es proponerles que nos presenten su propio plan para empezar a estudia,  a partir de allí  los padres pueden supervisarlo, ajustarlo según su propia experiencia y finalmente pactar su puesta en marcha.
La motivación del adolescente  aumentará en la medida que percibe cierta autonomía y que él mismo es capaz de generar el cambio no tanto por imposición de los padres sino por convicción, así esta motivación se afianzará.

Desarrollar y aplicar nuestro plan para conseguirlo
Primero determinar los horarios que el niño va a dedicar al estudio, es importante que sea realista para empezar
Si marcamos tiempos demasiado largos o exigentes, especialmente si no hay hábitos mínimos de estudio, lograremos el efecto contrario.
Después, se debe plantear  quién (padre, madre, familiar, nana, tutora) le dará apoyo o supervisión y cómo va a hacerlo. Estar muy encima de los niños cuando estudian puede desarrollar cierta dependencia y malos hábitos que hay que evitar.

¿Y las expectativas que tengo con mi hijo?
Si queremos motivarlo adecuadamente debemos pedirle que consiga aquello para lo que realmente está capacitado.
No debemos nunca exigirle por encima de sus posibilidades.
Frecuentemente nos encontramos con una alta exigencia y con un marcado fracaso escolar  a causa de un problema no identificado (dislexia, digrafía, lateralidad cruzada,  déficit de atención, problemas en la coordinación, etc ). La motivación, pues, debe basarse en expectativas realistas.
No lo engañe nunca.  Si las expectativas  están  por encima de de sus capacidades podrían producir frustración y baja autoestima.
  
POR ULTIMO NO OLVIDAR  
LOS ESTILOS DE APRENDIZAJE DE CADA NIÑO
Cada niño presenta sus puntos fuertes y débiles y su motivación hacia el aprendizaje aumentará si puede aplicar aquel estilo que sea para él más natural, más fácil o tenga más sentido según su forma de pensar y hacer.

 Niños auditivos: aprenden mejor escuchando.
Suelen ser niños que les gusta hablar y tienen facilidad para ello, son sociables, con interés por la música y la lectura y/o escucha de narraciones y cuentos.
Algunas recomendaciones:
Grabar las lecciones que tiene que aprender para luego escucharlas.
Para motivarlo y alcanzar metas, podemos enseñarle a que se dé auto instrucciones de forma verbal (“puedo conseguirlo”, “voy a aplicar mi plan”).

Suelen funcionar extraordinariamente bien cuando reciben la información visualmente.
Cuando estudian, tienen tendencia a buscar imágenes, gráficos o películas para ayudar a retener la información. Este estilo de aprendizaje suele estar muy potenciado en niños que presentan dificultades o trastornos específicos que afectan al habla, la lectura o la grafía.

Niños visuales: aprenden mejor con imágenes
Algunas recomendaciones:
Tenemos que ayudarlos a que construyan esquemas que contengan muchos colores o incluso dibujos,  lo cual  lo ayudará a retener la información.
Cuando hay temas que no disponen de imágenes, apoyar  para que  construyan las suyas propias.
Colgar en su habitación de estudio, gráficos, esquemas u otro material visual para ir  aprendiendo y renovándolo.

 Suele darse en niños inquietos con poca paciencia, que necesitan tener las manos ocupadas y experimentar con su entorno para aprender. Se sienten más cómodos es en la actividad física y en el recreo, son más felices en la hora de laboratorio o de prácticas que en la clase teórica.

Niños  funcionales o quinesiológicos: aprenden “Haciendo”
Algunos consejos para ayudar a estos niños.
Incentivar la parte práctica: para sumar o restar utilizar un ábaco o tablero contador, algún programa interactivo en la computadora, esto  le será más motivador que quedarse quieto resolviendo las operaciones en su cuaderno.
Para aprender ortografía puede apoyarse con letras móviles para que las pueda manipular.
En su tiempo de estudio puede ayudar introducir alguna actividad física (salir al jardín, estirarse y dar un par de vueltas, etc.), en vez de descansar sentado.
Algunos de ellos preferirán estudiar de pie, andando, al aire libre o en posiciones extrañas que llaman la atención. En la medida de lo posible deberíamos respetar estas preferencias.
Animarlo a hacer proyectos prácticos. Son niños que pueden sobresalir por su capacidad creativa y si son apoyados al respecto pueden aumentar su motivación.

lerner y Gagliuffi

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