A lo largo de los años se ha tomado especial énfasis en el vínculo materno y el rol de la madre en la construcción de la psique del recién nacido, entendiéndose como un aspecto fundamental, para el desarrollo mental saludable del niño, el poseer un cuidado cálido y reconfortante por parte de la figura materna. En esta línea, el interés por el rol que ejerce el padre en el crecimiento de los hijos fue pasando a un segundo lugar, atribuyéndosele características distantes y poco conectadas con los lados más afectivos y emocionales de los infantes. Pese a esto, en la actualidad, existe un mayor reconocimiento de la importancia de dicha figura, entendiéndose con esto que su presencia así como un sólido vínculo afectivo contribuirán positivamente en la construcción de la identidad de nuestros hijos.
En un inicio se consideraba que el rol paterno, fundamentalmente, era el de producir, generar y proveer recursos para la supervivencia de la familia. En este sentido, el padre era quien salía temprano de casa y delegaba la atención, el cuidado y la crianza de los hijos a la madre. Es dentro de esta dinámica que se empezó a considerar que la madre era la única responsable del bienestar emocional de los pequeños. Sin embargo, una vez que la madre sale de la casa y se inserta en el ámbito laboral, se empieza a generar un nuevo orden. Ahora sabemos que es precisamente la constancia y permanencia del cuidado de la figura materna y paterna lo que promoverá la salud mental de nuestros hijos, donde la figura paterna tendrá una gran importancia desde el momento mismo del nacimiento e incluso antes.
Dado lo anterior, es importante entender cuál es el rol paterno dentro del desarrollo psicológico del niño. Así, el papel del padre es importante no sólo en lo relativo a los vínculos emocionales, sino que está también plenamente relacionado con el desarrollo social, cognitivo y lingüístico. Junto con lo anterior, el padre funciona como un apoyo y continente de los afectos de la madre, de modo que ésta última pueda otorgar los cuidados básicos al recién nacido (Parke, 1998).
Pero... ¿cómo podemos hacer para que la figura paterna influya de forma positiva en el desarrollo psicológico y en la educación de los hijos?
- Es importante que el padre pueda participar de las tareas cotidianas con su hijo, dando el ejemplo y no solicitando hacer cosas que él no haría.
- Que la figura paterna pueda disfrutar de espacios de esparcimiento, donde se hagan diferentes actividades que el niño disfrute, así como otras donde el padre también proponga qué se puede hacer.
- Es necesario que el padre pueda ser sensible y sea empático con los afectos y emociones del pequeño.
- Es importante que el padre, al igual que la madre puedan colocar límites claros que hagan sentir seguro al niño. En este punto es importante que ambas figuras puedan ponerse de acuerdo y le den un mismo mensaje al pequeño, donde sean consecuentes con lo que se dice, buscando, al mismo tiempo, no contradecirse frente al niño.
Carla Muscari
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