Se imagina a su hijo, saliendo solo, con el celular expuesto, cruzando calles poco atento a posibles peligros… Eso puede ser Pokémon Go.
Se imagina a su hijo, compartiendo tiempo con amigos o con usted, haciendo actividad física en sus momentos de ocio, pasando un buen rato… Eso puede ser Pokémon Go.
Pokémon Go es un videojuego diseñado para celulares que consiste en atrapar Pokémon (especie de animales virtuales) escondidos de manera aleatoria en la ciudad, obligándonos a dar vueltas por parques y lugares públicos con el fin de atraparlos. Además, nos permite retar a otros peleadores a batallas entre pokémon, lanzar pokébolas, visitar poképaradas donde nos regalan objetos, etc., todo ello de manera gratuita (a menos que se deseen adquirir algunos objetos extra).
La idea de ver a su hijo salir, celular en mano, a pasear por la ciudad puede sonar para algunos padres terrorífica; sin embargo, puede ser un motivo excelente para salir en grupo, conversar mientras se camina, enseñar a nuestros hijos que zonas son seguras y cuáles no, visitar lugares cercanos que desconocíamos (yo mismo me quedé sorprendido al encontrar a unas cuadras de mi casa un hermoso árbol de casi 200 años que sembró José de San Martín).
Al igual que cualquier otro videojuego (y casi cualquier actividad humana placentera) puede causar adicción, sin embargo, ello no depende tanto del juego sino de muchos factores como la escasa tolerancia a la frustración, falta de supervisión, limitadas posibilidades de entretenimiento, dinámica familiar disfuncional, predisposición, etc. Por ello es recomendable, si vemos dificultades en nuestro hijo al lidiar con los videojuegos, preguntarnos ‘¿qué está ocurriendo?’ antes que retirárselo sin más.
Pasando a los videojuegos en general, si bien existen algunas investigaciones respecto a los efectos de los videojuegos, no son concluyentes y la gran mayoría de los comentarios que encontramos en internet no pasan de ser opiniones de los autores. En líneas generales, creemos que los videojuegos ayudan en el desarrollo cognitivo del niño, sin embargo, a muy temprana edad (antes de los 3 años) o si restan tiempo a otras actividades puede generar el efecto contrario. Del mismo modo, se piensa que los juegos violentos pueden predisponer reacciones violentas, pero esto sería en aquellos niños que tienen predisposición a reaccionar agresivamente (e influye tanto como cualquier imagen violenta); por el contrario, estar al tanto de la edad recomendada para aquello que juegan y ayudarlos a diferenciar la ficción de la realidad puede ser suficiente para evitar estos efectos.
Todo niño es diferente, puede que para algunos de ellos los videojuegos sean más beneficiosos como para otros sean principalmente perjudiciales. Nuestra principal labor como padres está en limitar el uso de artefactos electrónicos (entiéndase televisión, computadora o consolas de videojuegos) a horarios razonables que no afecten otras actividades necesarias para el desarrollo como son el juego, la actividad física, el estudio o la lectura; en tener conocimiento sobre qué juegan nuestros niños, guiarlos en la selección y de ser posible jugar con ellos; y en estar al tanto de cómo están afectando a nuestros hijos el uso de los videojuegos, condicionándolos en caso tengamos razones suficientes.
En resumen, los videojuegos pueden ser una buena oportunidad para compartir y mostrar interés hacia nuestros hijos, mientras no se dejen de realizar las actividades importantes; del mismo modo, el Pokémon Go puede ser, además, una oportunidad para salir de casa, conversar y realizar actividad física con ellos.
Les dejo una guía sobre videojuegos realizada especialmente para padres en España:
Guía de videojuegos: http://www.pediatriasocial.es/HtmlRes/Files/toma_el_mando_completo_definitivo.pdf
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